Como grupo llegamos a la conclusión que la juventud guarda un potencial que le capacita para el cambio, pero la dirección de esos cambios no está clara para ella misma, pues vive en un mundo que supone fantásticas conquistas y terribles fracasos. Un mundo de constantes transformaciones tecnológicas de producción, comunicación e informatización.
Este mundo juvenil es un mundo donde reina la individualidad. Se puede decir que los jóvenes asumen el punto de vista de la modernidad en la cual la secularización (desacralización de las diversas esferas de la cultura, incluida la religiosa), la subjetividad (el individuo como valor en sí) hacen de cada individuo la fuente de leyes y costumbres. Existe una gran capacidad del individuo para decidir sobre sus actos y futuro. Pero frecuentemente les faltan convicciones profundas y apoyo ideológico que fundamenten esas decisiones. Personalidades "gelatina" sin espina dorsal fuerte y definida.
Los jóvenes tienen una gran preocupación por la situación social y su percepción es que la sociedad es injusta, problemática y desigual. Que las desigualdades entre las clases son provocadas por factores socio-políticos y económicos y esto ya es un paso para poder luchar por una sociedad más justa, aunque ellos no encuentren el camino para hacerlo. La sociedad precisa tomar en serio las experiencias juveniles y reconocer que el joven es un actor importante en la escena pública, para desmontar la imagen de que el joven es alienado o violento.
Los jóvenes tienen derecho a soñar y nadie puede arrancar ese derecho. Hoy más que nunca es necesario soñar.
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